Nuestra área de evaluación es fundamental para identificar y comprender las necesidades únicas de cada paciente. El equipo encargado cuenta con una sólida formación en psicología y una especialización en desarrollo infantil, respaldada por entrenamientos internacionales en evaluación y diagnóstico de condiciones del desarrollo y salud mental. Además, han liderado la organización de capacitaciones internacionales en la región, asegurando la continua actualización y calidad del servicio.
En CECLIDI, utilizamos criterios clínicos rigurosos como el DSM-V y pruebas estandarizadas (e.g., ADOS-2) para diagnosticar autismo. Nuestro enfoque transdisciplinario incluye a varios especialistas que, además del diagnóstico, desarrollan un perfil integral del niño, identificando fortalezas y áreas de mejora.
Las evaluaciones de desarrollo, indicadas a partir de los 18 meses, permiten medir la madurez en aspectos como el habla y motricidad, asegurando una atención personalizada y efectiva.
En CECLIDI, la evaluación psicopedagógica es un proceso exhaustivo que mide las habilidades de aprendizaje del paciente mediante pruebas estandarizadas, observación clínica, y otras valoraciones.
Este proceso permite identificar con precisión las causas del rezago o dificultades en el aprendizaje, y determinar si existe una condición específica. Con esta información, se elabora un plan de acción integral que incluye recomendaciones escolares, terapéuticas, y estrategias para el hogar, asegurando así un enfoque efectivo y personalizado para el desarrollo del paciente.
En CECLIDI, la evaluación clínica/emocional se realiza cuando es necesario para entender el perfil emocional del paciente. Incluye entrevistas profundas con los padres y sesiones específicas con el paciente, utilizando pruebas proyectivas, escalas y cuestionarios estandarizados.
Evaluamos aspectos como dinámica familiar, autoconcepto, personalidad, habilidades sociales, manejo emocional y adaptación escolar. Diagnostica problemas clínicos como depresión, ansiedad, trastorno obsesivo-compulsivo, mutismo selectivo, manejo del enojo, trastornos disruptivos y déficit en habilidades sociales, entre otros, según el DSM-5.
Las evaluaciones del desarrollo, dirigidas a pacientes entre 6 meses y 5 años, miden la madurez en áreas clave como el habla, lenguaje, motricidad y aprendizaje. Utilizando pruebas estandarizadas, estas evaluaciones ayudan a identificar atrasos en el desarrollo y permiten iniciar intervenciones tempranas.
Aunque no constituyen un diagnóstico, son herramientas valiosas para detectar áreas que necesitan estimulación o terapia, complementando el diagnóstico médico proporcionado por neurólogos o pediatras.